Abrirse paso entre la maleza. Aventura inusitada. No nos detenga la ansiedad ni el miedo, ni el fantasma del qué dirán. No creamos saberlo todo ni tener que aprender algo. Más bien tomar el desafío de caminar a ritmo propio, podemos hacerlo. Ser el fantasma, el duende, la voz interior? Lo mismo da si es nuestro nuevo poder. Animarse a compartir. Cortar el cordón es nuestro vuelo infinito, navegar espiando las huellas ocultas, penetrando poco a poco, a través de las capas endurecidas por la obediente convención.
*(imagen: Keith Perelli).
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